Son numerosos los términos empleados para referirse al
barro, teniendo la mayoría diferentes matices. El vocablo lodo puede aplicarse
como sinónimo total de barro, si bien suele emplearse para especificar grandes
formaciones de material sedimentado, de manera que en episodios como el
desastre de Aznalcóllar se hablaría -por sus dimensiones- de lodazal y no de
barrizal.
También aporta ciertos matices el término cieno, que hace
referencia al barro denso que se puede encontrar en el fondo de ríos y lagos,
así como en el subsuelo, donde la tierra se mezcla con las aguas de
infiltración.
El barro glutinoso que se forma cuando el agua permanece
detenida sobre una superficie de tierra recibe el nombre de fango. Este suele
ser de consistencia más líquida que el lodo y se encontraría tanto en las
orillas de ríos y lagos como en las zonas de tierra sobre las que llueve. Así,
el vocablo fango es utilizado prácticamente siempre como sinónimo total de
barro.
Los usos son muy
variados, desde la construcción donde se usa para darle terminación de calidad,
fabricación de envases para almacenar agua, artesanías como jarrones de barro,
elementos decorativos y esculturas, etc.
El barro es uno de los primeros materiales usados por el hombre para construir refugios. El barro apilado a mano (cob), en forma de ladrillos (adobe), o compactado (tapial) es una forma muy barata y poco tecnificada de crear paredes y muros, por lo que ha sido ampliamente utilizado por las civilizaciones antiguas así como por las culturas ubicadas en entornos desérticos, donde escasea la piedra y la madera.
El barro es uno de los primeros materiales usados por el hombre para construir refugios. El barro apilado a mano (cob), en forma de ladrillos (adobe), o compactado (tapial) es una forma muy barata y poco tecnificada de crear paredes y muros, por lo que ha sido ampliamente utilizado por las civilizaciones antiguas así como por las culturas ubicadas en entornos desérticos, donde escasea la piedra y la madera.


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